Acerca de la brevedad de la vida Fragmentos del libro: “No tenemos un tiempo escaso, sino que perdemos mucho. La vida es lo bastante larga y para realizar las cosas más importantes se nos ha otorgado con generosidad, si se emplea bien toda ella. Pero si se desparrama en la ostentación y la dejadez, donde no se gasta en nada bueno, cuando al fin nos acosa el inevitable trance final, nos damos cuenta de que ha pasado una vida que no supimos que estaba pasando… Es así: no recibimos una vida corta sino que la hacemos corta; no somos menesterosos de ella sino derrochadores.” «De la vida es escasa la parte que vivimos. Porque todo el espacio restante no es vida, es mero tiempo.» “La indignación de algunos es completamente demencial además: ¡se quejan del desdén de los superiores, porque cuando quieren verse con ellos no tienen tiempo! ¿Se atreve a quejarse de la arrogancia de otro alguien que nunca tiene tiempo para sí mismo? No obstante aquél a ti, seas tú quien seas, te mira con expresión insolente, es verdad, pero te mira alguna vez, aquél rebaja sus oídos a tus palabras, aquél te deja ir a su lado: tú no te has dignado mirarte nunca, no te has dignado escucharte. Así que no tienes por qué imponer tales obligaciones a nadie, puesto que ciertamente, cuando obrabas así, no querías estar con otro, sino que no podías estar contigo mismo.” “No se halla nadie que quiera distribuir su dinero, la vida en cambio ¡entre cuántos y cuántos la reparte cada cual! La gente es estricta en preservar el patrimonio; en cuanto llega la hora de perder tiempo, es muy derrochadora de aquello en lo que únicamente es honroso ser avaro. Repasa contigo mismo en tu memoria cuándo has estado seguro de tus planes, qué jornada entre tantas ha resultado como proyectabas, cuándo has estado a disposición de ti mismo, cuándo la expresión de tu cara ha sido la que debiera, cuándo el ánimo estuvo sin miedo, qué labor tienes acabada en tan largo periodo, cuántos y cuántos han despedazado tu vida sin darte tú cuenta de lo que perdías……Así que ¿dónde está la razón de todo esto? Vivís como si fuerais a vivir siempre, nunca reparáis en vuestra fragilidad, no calculáis cuánto tiempo ha pasado ya para vosotros; como si sacarais del total y sobrante lo perdéis, cuando a las veces ese día precisamente que se le dedica a alguien o a algún negocio sea acaso el último.” «Nada concierne menos al hombre ajetreado que el vivir: en ningún otro asunto es el conocimiento más difícil.» “Créeme, es propio de un personaje grande y levantado por encima de los extravíos humanos no consentir en que le sorban ni una pizca de su tiempo, y su vida se hace larguísima justamente porque toda su abierta extensión queda disponible para él solo.” «No tienes por qué pensar en razón de sus canas y arrugas que alguien ha vivido mucho tiempo: ése no ha vivido mucho, sino que ha estado ahí mucho tiempo.» “Suelo extrañarme cuando veo a los unos pedir tiempo y a los otros, los solicitados, dispuestos a dárselo. Unos y otros atienden a aquello por lo que se pide el tiempo, ninguno al tiempo en sí: se pide como si no fuera nada, como si no fuera nada se da. Se juega con el bien más valioso de todos, pero los engaña el que sea un bien incorpóreo, el que no esté a la vista, de manera que se considera muy barato, más todavía, que su precio es casi nada. Nadie te restituirá esos años, nadie de nuevo te devolverá tu propia persona. Irá por donde antes solía la vida, sin echar atrás o retener su carrera; no armará jaleo ninguno, no te dará aviso ninguno de su velocidad: se deslizará callada. Ella no llegará más lejos por mandato de rey ni por aprobación del pueblo: tal como la dejaron salir el primer día habrá de correr, nunca hará etapa, nunca se entretendrá. ¿Qué pasará? Tú estás atareado, la vida se apresura; llegará entretanto la muerte, para la cual, lo quieras o no, habrás de tener tiempo de sobra.” «¿Cómo es que vacilas?, dice, ¿cómo es que te paras? Si no te adelantas a tomarlo, escapa». “…Y aunque te adelantes, escapará. De modo que hay que combatir contra la celeridad del tiempo mediante la rapidez en hacer uso de él y, como de torrente raudo y que no va a correr siempre, hay que absorber rápido. La vida se divide en tres momentos: el que ha sido, el que es, el que será. De ellos, el que ahora recorremos es corto, el que vamos a recorrer es dudoso, el que hemos recorrido es seguro. En éste es justamente en el que la Fortuna pierde todo derecho, pues no puede ya someterse de nuevo al albedrío de nadie. Eso es lo que se pierden los atareados, pues ya no les queda tiempo para volver la vista al pasado y, si les queda, les es desagradable el recuerdo de cosas de las que deben arrepentirse… La holganza de algunos es atareada: en la casa de campo o en su cama, en medio de la soledad, aunque se hayan apartado de todos, se agobian a sí mismos.” “Los únicos entre todos que están desocupados son los que dedican su tiempo a la sabiduría. Son los únicos que viven, pues no sólo preservan bien su época: le añaden el tiempo todo; sean los que sean los años que antes que ellos han transcurrido, ellos los adquieren para sí…Hacia bienes muy hermosos sacados de las tinieblas a la luz por el esfuerzo ajeno nos van llevando; no tenemos cerrado el paso hacia ninguna época, nos admiten en todos lados y, si cabe con la grandeza de ánimo traspasar las angosturas de la poquedad humana, hay mucho tiempo por el que podemos pasearnos. Ninguno de estos te obligará a morir, todos te enseñarán a ello; ninguno de estos gastará tus años, te prestará los suyos; con ninguno de estos será peligrosa la charla, con ninguno será la amistad comprometida, con ninguno costará caro el trato. Tomarás de ellos lo que quieras; por ellos no quedará que tú les saques todo lo que seas capaz… Estos te proporcionarán un camino hacia la eternidad y te alzarán a un sitio de donde a nadie echan abajo. Este es el único método de extender nuestra condición de mortales y hasta de transformarnos en inmortales. De manera que la vida del sabio se extiende mucho; a él no lo encierran los mismos limites que a los otros; es el único que se ve libre de las leyes del género humano; todas las épocas como a un dios le prestan servicio. Que algún momento ya pasó: lo posee mediante el recuerdo. Que es inminente: lo aprovecha. Que habrá de llegar: lo toma de antemano. Larga vida le otorga la reunión de todos los momentos en uno solo. Es muy corta y desasosegada la vida de aquellos que olvidan las cosas pasadas, descuidan las presentes, abrigan temores del porvenir: cuando llegan al final, comprenden tarde los pobres cuánto tiempo han estado ocupados en no hacer nada.” Haz click en la imagen para acceder al libro en PDF Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.